Este fin de semana era el típico en que ibamos al estadio o nos quedábamos en casa ver el fútbol. Era un fin de semana para disfrutar del deporte en toda su variedad. Para los fanáticos del futbol, era un nuevo fin de semana lleno de ilusiones.
Pero, sin embargo, no se jugó nada, todos perdimos. Se produjo una derrota en los despachos. Que ayer no hubiera jornada de la primera liga femenina es un gran fracaso. La falta de diálogo en la negociación, la incapacidad para llegar a un acuerdo, un escenario de vencedores y vencidos, desde el que rara vez se puede construir algo positivo. La huelga de las mujeres es indefinida y, por tanto, es de suponer que el próximo fin de semana tampoco se vestirán de corto.
Porque resulta difícil de prever que, tal y como están las posturas, los clubs vayan a aceptar las condiciones que permitan reanudar el campeonato. Siendo digna la postura de resistencia de las jugadoras, no va a ser fácil volver los cauces de la normalidad.